La próxima jugada podría ser la última Maria Florkowska, además de una excelente jugadora de ajedrez, es también miembro de la Resistencia polaca en la Varsovia ocupada por los nazis. Arrestada por la Gestapo y deportada a Auschwitz como prisionera política, la joven se resigna a su propio destino. Pero cuando el despiadado Lagerführer Karl Fritzsch descubre su extraordinario talento para jugar al ajedrez, decide entretener al resto de guardias desafiándola a un extenuante y sádico torneo. Movimiento tras movimiento, mientras juega para salvar su vida a pesar de la rabia y el terror, la joven empieza a urdir un plan. ¿Podrán sus habilidades en el tablero hacer jaque mate a su cruel adversario?
Mi valoración personal:
La chica que jugaba al ajedrez en Auschwitz de Gabriella Saab es una historia bellamente escrita y desgarradora de una joven que trabaja para la resistencia clandestina polaca en la Varsovia ocupada por los nazis. Maria Florkowska, de catorce años, es capturada por la Gestapo mientras entrega documentos para la resistencia. Después de un brutal interrogatorio, María y toda su familia son enviados a Auschwitz, pero sólo María sobrevive el primer día.
Sumida en la culpa por la muerte de los miembros de su familia, María solo encuentra la voluntad de vivir cuando se hace amiga de un amable sacerdote católico y la única otra mujer prisionera en el campo de hombres. Enfrentando atrocidades impensables durante sus cuatro años en prisión, su único deseo es sobrevivir el tiempo suficiente para derribar al asesino de su familia. Todo se reduce a una partida final de ajedrez. ¿Puede llevar al asesino ante la justicia? Aunque las descripciones de las condiciones tortuosas y el sufrimiento y la pérdida en los campos fueron muy difíciles de leer, esta es en última instancia una historia de coraje, perseverancia, amistad y amor.
Este libro no es sólo otra historia de Auschwitz. Se centra en los prisioneros de la resistencia en el campo, pero de tal manera que también da su merecido a los muchos prisioneros judíos que sufrieron y murieron allí. Me encantó el elemento del ajedrez; hizo que la historia y el personaje de María fueran únicos de una manera que no había visto antes. También me di cuenta de lo importantes que son estas historias, cómo deben leerse independientemente de ser tristes y difíciles.
La escritura de Gabriella es emocional, haciendo que el lector se sienta como si estuviéramos en la cabeza de María, experimentando el hambre y el frío, mirando a través del tablero de ajedrez a su torturador, abrazando a sus amigos, mientras los guardias pasan y el aire invernal e implacable se llena de humo, nuestros corazones con desesperación, y de alguna manera, A pesar de todo, con esperanza, con nueva vida y nuevos comienzos.
En conclusión,recomendaría este libro para cualquiera que ame la ficción histórica, pero también para cualquiera que simplemente le guste una buena historia.